La huida

De repente las paredes chocaron contra mí La puerta del comedor me miró displicentemente mientras el techo le sugería a la lámpara que una bombilla me lanzara Ni siquiera la ventana me dejó escribir en ninguna de sus hojas El perchero sin buenas intenciones me perseguía a la vez que la bañera, para cortarme elSigue leyendo «La huida»

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